El Monumento de la Viga de Toruń ubicado en la Plaza de la Ciudad Vieja no es solo una decoración y un elemento de arte, sino también un símbolo de la ciudad en referencia a la leyenda más antigua relacionada con Toruń.
La figura simbólica se basa en un pozo en el que se ubica la figura que toca el violín. El pozo está rodeado por un marco octogonal, cuyos postes están decorados con ocho ranas que escuchan el concierto. Chorros de agua brotan de sus bocas hacia la fuente.
El monumento, inaugurado en 1914, es un hito simbólico de la relación de la ciudad con el río Vístula, que fue una ruta comercial muy importante, decisiva para el desarrollo de Toruń. La aduana que existía aquí durante las particiones atraía a los pobres balseros que llevaban las mercancías por el río Vístula, quienes no solo formaban una comunidad específica, sino que también tenían su propio dialecto, costumbres y cultura.
La leyenda relacionada con el pozo cuenta sobre el pobre balser Iwo, que llegó a Toruń durante la gran plaga de ranas. Flisak tocaba el violín en la plaza del mercado de Toruń para ganar dinero. El concierto atrajo a las ranas y el creador del juego las sacó de la ciudad, atrayéndolas con su música. Al arrojar un violín a un estanque cercano, hizo que se quedaran allí para siempre. La figura de la viga también se ha convertido en modelo para el premio en el ámbito de la cultura y promoción de la ciudad que cada año entrega el alcalde de Toruń.