La Catedral de San Juan llama la atención por su interior, que incluye numerosas obras de arte sacro, entre ellas pinturas góticas del siglo XIV, así como una monumental pintura medieval que representa el Juicio Final.
El altar mayor, altísimas bóvedas y fragmentos de vidrieras proceden de la Edad Media. En los pasillos, puedes ver más de una docena de altares renacentistas y barrocos y muchos epitafios. El monumento más importante es la capilla con la pila bautismal donde fue bautizado Nicolás Copérnico.
En lo alto de la torre de la catedral se encuentra la famosa Tuba Bei, una campana de 7 toneladas fundida en 1500, cuyo sonido acompañaba a los reyes a la entrada de la ciudad y eventos importantes. Hoy en día, la campana solo se usa unas pocas veces al año debido a las vibraciones que representan una seria amenaza para la histórica torre. Su cima ofrece un hermoso panorama de la ciudad, y se dice que tocar el corazón de la campana augura felicidad.
La catedral tiene una larga historia. Su construcción se inició en la Edad Media, y tras unos 200 años de erigir muros, las obras se detuvieron. La iglesia, que solo se construyó parcialmente, sirvió como iglesia parroquial y sigue siendo el templo más importante del casco antiguo hasta el día de hoy. Desde mediados del siglo XVI, la iglesia fue parcialmente administrada por luteranos y, a finales de siglo, fue asumida por los jesuitas. Desde 1992, el templo tiene rango de catedral.
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