Montignac es una ciudad histórica y pintoresca en el Weser. Tiene bonitos edificios que datan principalmente de los siglos XIV al 18. Su mayor atractivo son las cercanas cuevas de Lascaux con pinturas prehistóricas.
Aunque la mayoría de los turistas llegan a esta zona principalmente por el patrimonio prehistórico, el mismo pueblo también es muy interesante. Su vista más característica son las casas de piedra a lo largo de la ribera del río. La calle principal, Rue de la Pègerie, está llena de casas del siglo XIV con característicos balcones.
En el pasado, el castillo de Montignac fue uno de los baluartes más importantes de Aquitania. Hoy está mayoritariamente en ruinas. Lugares de interés son el Hospital de St. John, que ahora alberga el Centro de Información Turística, el convento de St. Klara y el Priorato de St. Jerzy, que es la sede de ateliers y talleres de artesanía.
Lo más destacado de Montignac es el complejo de cuevas de Lascaux y la cueva de Lascaux II. Debido a las pinturas paleolíticas únicas que cubren sus paredes, han sido inscritas en la lista de la UNESCO. Debido a que la multitud de visitantes podía destruir estas extraordinarias obras, se creó la Cueva de Lascaux (Lascaux IV) como una réplica fiel de las grutas. Allí hay un centro de interpretación, donde se puede aprender sobre la historia y el simbolismo de las pinturas.