Solothurn es una ciudad histórica con un casco antiguo barroco renacentista bien conservado. Sus alrededores son perfectos para practicar senderismo y ciclismo todoterreno. Se han balizado más de 300 km de senderos para ciclistas.
La ciudad vivió su edad de oro desde mediados del siglo XVI hasta 1792. Fue entonces la sede de los embajadores del rey francés. Gracias a esto, en la arquitectura local se pueden encontrar numerosas influencias del Renacimiento francés y el Barroco.
El edificio más impresionante del casco antiguo es la catedral barroca de St. Ursus, cuya fachada fue fundada por el rey Luis XIV. Otro monumento importante es la Iglesia de los jesuitas en la plaza del mercado, que se considera uno de los edificios barrocos más bellos de Suiza. Tadeusz Kościuszko, que murió en Solothurn, fue enterrado entre sus muros en 1817.
Los museos locales son uno de los atractivos de Solothurn. El Museo de la Naturaleza tiene una colección excelente y el Museo del Viejo Arsenal alberga exhibiciones de armas de todo el mundo. El Museo de Arte recopila obras de artistas del apogeo de la ciudad, mientras que el Museo Enter alberga exposiciones dedicadas al desarrollo de la tecnología informática. También hay un pequeño museo biográfico en la casa donde murió Kościuszko.