Muchos consideran que Delft es la ciudad más hermosa de los Países Bajos. El pequeño casco antiguo está cortado por una red de canales sombreados por álamos, y a lo largo de ellos hay casas de vecindad históricas. A partir del siglo XVI fue un importante centro de producción de loza y porcelana, y ahora funciona aquí el Museo Real de la Porcelana.
Delft fue fundada en el siglo XI y es una de las ciudades más antiguas de los Países Bajos. Se centra en una gran plaza del mercado rectangular con un monumental ayuntamiento renacentista. En las inmediaciones de la plaza también se encuentra la Iglesia Nueva de estilo gótico tardío con una torre de 115 metros, que ahora es un gran mirador de la zona. La plaza del mercado es un lugar donde se llevan a cabo numerosos eventos al aire libre, así como un mercado navideño. A su alrededor, hay una red de calles y canales con una cuadrícula irregular. El nombre de Delft proviene de la palabra "excavar" y se refiere a los canales locales que se han construido desde que se fundó la ciudad.
Profundizando en las calles y entre los canales de Delft, se puede llegar a la encantadora placita del Beestenmarkt con numerosos cafés y restaurantes. Aquí se alza la llamada Iglesia Vieja de mediados del siglo XIII, con su torre inclinada unos grados con respecto a la vertical.
Desde el siglo XVI, Delft fue famosa en los Países Bajos y en gran parte de Europa por la producción de loza y porcelana. Hoy, dos museos nos recuerdan estas tradiciones. En el Museo Real de Porcelana se pueden admirar vajillas, figurillas y otras chucherías de varios siglos de las fábricas locales, mientras que el Museo Lambert van Meerten tiene una enorme colección de loza.