A Trani se le suele llamar la perla del Adriático. Es una ciudad portuaria histórica que experimentó un gran auge en la Edad Media. Hoy cuenta con muchos monumentos maravillosos y un barrio pintoresco.
Aunque los orígenes de Trani se remontan a los lejanos siglos de antigüedad, no han sobrevivido vestigios más serios de estos tiempos. Su apogeo comenzó en los siglos IX y X, cuando el puerto local comenzó a jugar un papel cada vez más importante en el comercio de esta parte de la cuenca mediterránea. Junto con el crecimiento económico, los judíos llegaron a Trani para ocuparse de la ley marítima, confeccionar y teñir telas. Fueron ellos quienes crearon los primeros Estatutos Marítimos, cuyos elementos han sobrevivido en el derecho marítimo hasta nuestros días.
Durante la Edad Media, Trani fue uno de los principales puertos de la costa este de Italia. Aquí se encontraba una de las bases desde las que partieron los caballeros europeos en las cruzadas. Los Caballeros Templarios tenían su hospital e iglesia, y los comerciantes locales eran conocidos en los puertos de toda la región. La ciudad mantuvo su posición hasta el siglo XVIII.
Las principales atracciones y monumentos de Trani incluyen el Castillo de Trani junto al puerto y la Basílica de San Nicola Pellegrino. La fortaleza medieval que solía defender el acceso al puerto ahora alberga un museo. La basílica, en cambio, es un templo, cuyos orígenes se remontan al siglo XI, y su decoración refleja los tiempos del antiguo esplendor de la ciudad.
En el pasado, el puerto de Trani fue utilizado principalmente por comerciantes. Hoy en día está destinado principalmente a fines turísticos. Aquí atracan barcos turísticos, yates y veleros de todo el mundo. También hay cruceros por la costa. Hay una rica vida nocturna alrededor del puerto y hay muchos restaurantes y tabernas.