El pequeño pueblo de Le Mont-Saint-Michel es uno de los lugares más visitados de Francia. Todo esto gracias a la extraordinaria Abadía de Mont-Saint-Michel, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ubicada en la isla situada a unos 2 km de la costa.
La ciudad en sí es básicamente una base para los turistas que visitan la abadía. La historia de este lugar se remonta a la antigüedad, cuando la isla era un cementerio celta, luego un lugar de culto romano. El primer templo cristiano se erigió aquí en el siglo VIII y en el siglo X se estableció una abadía benedictina. El monasterio, donde se encuentran actualmente las Comunidades Monásticas de Jerusalén, es también el santuario de St. Miguel.
La isla está conectada al continente por un dique con una longitud de aproximadamente 1800 m La bahía de Mont-Saint-Michel se extiende a su alrededor, que se caracteriza por las mayores amplitudes de marea diaria de Europa. Durante la marea baja, se puede llegar al monasterio con un pie seco a lo largo del fondo, mientras que durante la marea alta el dique sigue siendo el único vínculo con el continente.
La abadía de Mont-Saint-Michel es uno de los monumentos religiosos más magníficos del norte de Francia. Abarca prácticamente toda la isla, y en su punto más alto se encuentra una iglesia abacial, que es una mezcla de estilos románico y gótico. Debajo de los edificios de la iglesia y el monasterio se encuentra La Grande Rue, que está conectada a la cima de la colina por la Gran Escalera. Hoy, hay tiendas, hoteles y restaurantes en la calle.