La bahía de Lovrečina es una playa pequeña y estrecha en la isla de Brač. Su mayor ventaja es la arena muy fina, libre de rocas y piedras. Escondido en una bahía rectangular, es tranquilo y su fondo se inclina muy suavemente: hay que caminar varias docenas de metros hacia el mar para que el agua tenga más de un metro de profundidad. Está limitado por un muro de piedra bastante alto de los edificios y el bosque. Todo esto hace de Lovrečina un destino de playa ideal para familias con niños pequeños.
Se puede llegar a la bahía de Lovrečina a pie o en coche; los aparcamientos están a poca distancia del mar. En las inmediaciones de la playa también hay un restaurante que ofrece cocina local. Los árboles que crecen justo detrás del muro cortina proporcionan sombra. La única desventaja de este lugar es la falta de arena suficiente: la playa es estrecha y con un mar ligeramente agitado, las olas prácticamente llegan hasta el mismo muro cortina.
Al estar en la bahía de Lovrečina, vale la pena visitar las ruinas cercanas de un templo paleocristiano. Los fragmentos conservados de muros, una pila bautismal de piedra y sarcófagos datan del siglo VI.