La pintoresca ciudad se extiende por casi 2 km a lo largo de la caldera, es decir, la depresión de la cumbre del volcán, en la isla de Santorini. La arquitectura de la ciudad es en gran parte tradicional, y su encanto se suma al hecho de que casi todos los edificios están pintados de blanco con detalles en azul.
A la hora de realizar un recorrido por la ciudad conviene recordar que fueron construidos en pendiente, lo que significa caminar por calles estrechas y empinadas. En la cima hay ruinas de un antiguo fuerte y un molino de viento. Desde aquí se pueden ver los volcanes Palia y Nea Kameni y la isla Therasia. Un poco más abajo, puedes ver casas y restaurantes pintorescamente construidos en nichos rocosos y cuevas formadas en los acantilados.
Hay varias teorías sobre por qué todas las casas aquí están pintadas de blanco. La primera son las consideraciones estéticas. Según otro, tiene que ver con el período en que Grecia fue gobernada por el Imperio Otomano. En ese momento, a los griegos no se les permitía usar una bandera blanca, por lo que como parte de la rebelión pintaron todo el pueblo de ese color.