Restos muy bien cuidados de la muralla romana que rodeaba la ciudad en la antigüedad. El edificio se extiende por más de dos mil metros y está coronado con hasta 85 torres de vigilancia. Era posible entrar a la ciudad a través de una de las diez puertas. La propiedad está en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La construcción del muro en el siglo I fue supervisada por el ingeniero Vitrubio. Durante los siguientes siglos de su existencia, el edificio sufrió numerosas modernizaciones, que, sin embargo, no alteraron su forma arquitectónica original. El proyecto se realizó principalmente en granito. Las funciones defensivas fueron proporcionadas por muros de más de cuatro metros de espesor, llenos de tierra y piedras en su interior. En el siglo XIX se agregó un lugar especial para la artillería, que funciona bajo el nombre de reducto de María Cristina.
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