La historia de esta rotonda medieval temprana se remonta al siglo IV, por lo que es el edificio más antiguo que se conserva en la ciudad. En el interior, se conservan los frescos originales, el más antiguo de los cuales es un motivo floral romano-bizantino del siglo IV. También se pueden ver pinturas de los siglos X-XII, que incluyen figuras de profetas de 2 metros y motivos decorativos otomanos.
La rotonda se construyó de ladrillo rojo en planta circular. La sala del altar tiene forma de cuadrado rodeado por cuatro hornacinas. El conjunto está coronado por una cúpula de 13,70 m de alto y 9,50 m de ancho. Durante el Imperio Otomano, la rotonda se transformó en una mezquita, pero después de la caída del Imperio, se restauró su aspecto original y se demolió el minarete construido en ese momento.
Actualmente, el templo es parte de un complejo arqueológico más grande. Detrás del ábside se encuentran las ruinas de una calle romana con canales conservados, los cimientos de una basílica y varios edificios más pequeños. Uno de ellos tiene los restos del sistema de calefacción romano, el hipocausto.